(...) son, frecuentemente, producto de nuestra inseguridad personal y nuestra escasa autoestima. Se producen por que pensamos que podemos dar menos que el objeto de nuestros celos. Nos roban nuestra racionalidad. No logramos ver nuestra capacidad y permitimos que nos superen nuestras supuestas debilidades y carencias.
Sentimos que no valemos nada. Perdmeos nuestro sentido de dignidad y valor. Enloquecemos, nos paralizamos o tememos actuar. Olvidamos que el mero hecho de que alguien decida no cumplir sus condiciones impuestas en nuestra relacion, no disminuye nuestro verdadero valor intrÃnseco como personas, ni tampoco el suyo.
Olvidamos que no podemos obligar a nadie a que satisfaga nuestras necesidades, a que sea lo que queremos que sea, a que haga lo que queremos que haga, a que responda como desearimos que respondiera o a que sienta lo que pensamos lo que deberia sentir. Esto no es humanamente posible, es una ilusion o una fantasia. Aunque la otra persona acepte ser "
nuestra", esto es solo un giro idiomatico.
Quiza debemos aceptar, finalmente, que nunca podremos poseer a otro ser humano. La decision de unirse es un acuerdo entre dos unidades separadas que, en cierto sentido, estaran siempre separadas. Debemos aprender que amar a otros significa desear que sean ellos mismos y que sean felices -aunque resulte doloroso- con o sin nosotros (...)
Leo Buscaglia